Día Mundial sin Tabaco y salud pulmonar se celebra el 31 de mayo de cada año. Creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus asociados mundiales, es una oportunidad para concienciar sobre los efectos nocivos y letales del consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco ajeno, y para disuadir del consumo de tabaco en cualquiera de sus formas.
Los componentes nocivos del tabaco son principalmente cuatro:
· Nicotina: principal componente del tabaco, produce la dependencia.
· Monóxido de carbono: es un gas que procede de la combustión incompleta de la hebra de tabaco y también de cualquier producto en combustión, comenzando por los humos de los vehículos de combustión interna, sea gasolina o diésel.
· Gases irritantes: gases que afectan al aparato respiratorio.
· Sustancias cancerígenas: en el humo del tabaco se han detectado diversas sustancias potencialmente cancerígenas como el Benzopireno, que se forman durante la combustión del tabaco, del papel de los cigarrillos o del alquitrán usado como aglutinante en la picadura de tabaco de aquellos.
Al fumar, no solo los fumadores son afectados, también son afectados las personas más cercanas, los fumadores pasivos.
Los diez mayores perjuicios del tabaco en nuestro cuerpo:
1. EPOC o Enfermedad Pulmonar obstructiva crónica. (Bronquitis crónica y enfisema)
2. El cáncer de pulmón
3. Drogodependencia física de la nicotina
4. La enfermedad coronaria y la enfermedad vascular-cerebral
5. La vasculopatía periférica (aneurisma de aorta)
6. El cáncer de esófago
7. El cáncer de vejiga
8. El cáncer de laringe
9. Trastornos para la reproducción masculina y femenina
10. Trastornos en el aparato digestivo
En el humo del tabaco se han descrito hasta 4.500 sustancias tóxicas, destaca el doctor Carlos Jiménez-Ruiz, director del programa de investigación en tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía torácica SEPAR.
¿Cuáles son los beneficios inmediatos para la salud al dejar de fumar?
Los beneficios inmediatos para la salud al dejar de fumar son importantes:
El ritmo cardíaco y la presión arterial, los cuales son anormalmente altos cuando se fuma, comienzan a regresar a niveles normales.
Después de unas cuantas horas, la concentración de monóxido de carbono en la sangre empieza a disminuir. (El monóxido de carbono reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno).
Después de algunas semanas, las personas que dejan de fumar presentan una mejor circulación, producen menos flema y no tosen ni tienen episodios de sibilancia con tanta frecuencia.
Después de varios meses de dejar de fumar, se puede esperar una mejoría considerable en la función pulmonar (26).
A los pocos años de haber dejado el hábito, se tendrán menos riesgos de cáncer, de enfermedades cardíacas y de otras enfermedades crónicas que si se continuara fumando.
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